De King Diamond a Brutal Sphincter
¿Merece la pena el Hellsinki Metal Fest?
Hay festivales que te hacen mirar dos veces el cartel. Otros que directamente te arrancan una carcajada nerviosa seguida de un: «vale, este año hay que ir sí o sí». El Hellsinki Metal Fest 2025 entra de lleno en esa categoría. No por hype vacío ni porque haya cabezas de cartel que puedas encontrar en cualquier otro evento europeo, sino porque tiene algo que no se puede fabricar: identidad.
El 8 y 9 de agosto, el Helsinki Ice Hall (Nordis) se convierte en templo, infierno y catedral del metal extremo. Un lugar al que no se va a posturear ni a hacerse fotos para redes: se va a sentir.
Un festival con personalidad nórdica
En su tercera edición, el HMF se afianza como uno de los festivales underground más interesantes del continente. Dos jornadas, tres escenarios, 34 bandas y una programación que parece hecha por alguien que se conoce los catálogos de Season of Mist, Napalm Records y Relapse como la palma de su mano. Pero no penséis que todo es oscuridad y frialdad escandinava. Hay variedad, hay groove, hay riesgo. Y sí, también hay tralla de la que te reordena el alma.
Las entradas se mueven entre los 129 y los 269€ dependiendo del tipo de abono. En Finlandia eso es casi un precio simbólico, pero incluso para el visitante medio europeo (como quien escribe esto) no se antoja nada descabellado. Es un cartel que lo vale.
El cartel: diseñado para fans, no para algoritmos
En la parte alta, King Diamond y Venom como jefes de ceremonia. Lo de King es especial. El tipo es una institución, y si nunca lo has visto en directo, no sabes lo que es vivir una ópera macabra. Venom, por su parte, no necesita presentación: son historia viva del metal extremo.
Pero lo bueno empieza cuando bajas la mirada. Marduk, Dismember, Candlemass, Napalm Death, Kanonenfieber, Me and That Man, Luna Kills, Landmvrks, Party Canon, Brutal Sphincter… El cartel es una mezcla de leyendas, proyectos experimentales y bandas emergentes con hambre de sangre.
¿Te va el black metal? Tienes de sobra. ¿Prefieres un poco de death old school con olor a tumba húmeda? Lo tienes. ¿Eres de los que vibra con los breakdowns afilados del core moderno? También hay para ti.
Variedad de estilos sin perder el norte (negro)
El HMF no es un festival de metal genérico. Es un festival extremo, pero no excluyente. Aunque el black es el que manda (en todas sus formas: melódico, viking, avant-garde…), también hay grindcore, power metal, hardcore, metalcore, folk oscuro e incluso alguna rareza como synthwave o metal instrumental. Es como un museo del metal extremo en movimiento.
Y lo mejor es que cada día tiene su propio sabor. El viernes es más clásico, con presencia finlandesa fuerte y mucha densidad de riffs oscuros. El sábado apuesta por lo internacional, con Suecia tomando el relevo y una mezcla más experimental.
Hablando de pasaportes…
De las 34 bandas del cartel, solo 8 son finlandesas. Esto no es un festival local. Es un evento internacional de pleno derecho. Desde Estados Unidos hasta Japón, pasando por Reino Unido, Chile o Alemania, Helsinki se convierte por dos días en el centro del universo oscuro del metal.
Logística, entradas y cifras que importan
El recinto, el Helsinki Ice Hall, es ideal. No hay problemas de accesibilidad, ni de sonido, ni de infraestructura. Todo funciona como un reloj suizo con esteroides. Y en cuanto a cifras, las cosas pintan bien: en 2023, 11.000 asistentes; en 2024, 16.000. Para 2025 se espera superar esa cifra. Y no es para menos.
No hay camping (esto es Finlandia, no un prado en Alemania), pero sí opciones de alojamiento cercanas y una red de transporte que funciona como debe. Las entradas están volando. Si estás pensando en ir, mejor decídete antes de que la oscuridad te lo impida.
Joyas ocultas que no deberías perderte
Más allá de los grandes nombres, hay bandas que merecen tu atención. Por ejemplo:
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Sigh: los japoneses siempre juegan en su propia liga. Black progresivo con momentos de jazz psicodélico. Una experiencia.
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Kanonenfieber: black/death con temática bélica que te va a hacer replantearte el concepto de «trinchera sonora».
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Me and That Man: el proyecto de Nergal (Behemoth) en clave de dark folk. Distinto. Hipnótico.
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Party Canon y Brutal Sphincter: la parte más grotesca y divertida del grindcore. Pura locura.